Infoversero

Atención, que más de cien declaraciones
mis bondades ratifican sin ensayos:
en Europa soy causante de desmayos
y de mí en China ya producen clones.

Han logrado mejorarme en un notorio
ciento treinta y cinco coma dos por ciento,
comprobándose mi gran funcionamiento
en distintas pruebas de laboratorio.

Pero ¡ojo!, no se vaya, eso no es todo.
Si aprovecha usted la oferta en este instante,
van de obsequio accesorios fascinantes
que jamás conseguiría de otro modo.

No lo dude, corra y traiga el monedero.
¡Llame ya! !Satisfacción garantizada!
Que si luego hay algo en mí que no le agrada,
sin chistar yo le devuelvo su dinero.

Maldita armonía

Apenas se sentó en la única silla vacía que quedaba supe que no iba a tener otro remedio que odiarlo.

El principal (y, sinceramente, único) problema radicaba en la perfección de su rostro. No me refiero al concepto de belleza clásica aunque, a juzgar por los gestos amistosos y las risitas de Alicia, quizás fuera un tipo atractivo. Lo que a mí me repugnó inmediatamente fue que todo en su semblante era demasiado armónico, demasiado calculado.

Para empezar, la simetría bilateral era impresionante: parecía que sólo se hubieran ocupado de dibujar una de las mitades de su cara y luego, perezosos, hubieran completado la otra con ayuda de un espejo. Y esta precisión geométrica, lamentablemente, continuaba en el resto de las facciones. Las orejas, por ejemplo, ocupaban el tercio intermedio de la altura total de la cabeza, ni un milímetro más ni un ápice menos. Cuando sonreía, en un arco perfecto, las comisuras de la boca se alineaban obedientes con los extremos de sus ojos. Y hubiera apostado buena plata a que el número de vellos en cada una de sus insoportablemente idénticas cejas era el mismo.

Tomé la decisión de dejar de dirigirle la mirada por el resto de la tarde para no seguir alimentando mi desagrado, que por otro lado me molestaba por lo caprichoso e injusto. Prendí un cigarrillo y procedí a concentrarme en la punta de mis zapatos.

Nomenclatura discográfica

Por lejos, el post más popular de la historia de Amor Entintado es aquel en el cual los ilustres comentaristas y un humilde servidor confeccionaron una lista de posibles nombres para bandas musicales. Día tras día, docenas de pujantes músicos caen por estas costas, claramente desorientados y confundidos, en busca del nombre perfecto para ese flamante grupo que sueñan con llevar al estrellato. Y quién les dice, quizás ya en algún lugar del mundo esté ofreciendo su primer recital una banda bautizada con alguna de aquellas gloriosas propuestas.

Por eso es que creo que nuestro aporte creativo no puede quedar solamente en eso. El nombre de un grupo es fundamental para sus aspiraciones de éxito, sí, pero igualmente importante es (creo yo) el nombre del primer disco. Ya pasaron las épocas en el que uno podía darse el lujo de ser vago y llamarlo como alguna de las canciones que contiene o (peor aún) no ponerle nombre y dejar que la gente se refiera a él por el color predominante en la tapa o algo por el estilo.

Por lo tanto, hago un llamado a la salvaje creatividad que sé que supura incontrolablemente de cada uno de los asiduos visitantes a este sitio y les propongo hacer una recopilación de posibles nombres para los álbumes debut de esos millares de pujantes artistas que, allá afuera, buscan llegar a semejante hito en sus carreras de la mejor manera posible.

Me permito arrancar entonces con algunas sugerencias de cosecha propia, y me comprometo solemnemente a ir actualizando esta lista en forma regular con todos los aportes (sin duda ampliamente superiores a los míos) que ustedes vayan dejando allí abajo, en la sección de comentarios. Aquí va, entonces, mi puntapié inicial:

  • Lo mejor está en el lado C
  • Repostería artesanal nigeriana
  • Descontrol remoto (ideal para banda punk infantil)
  • Al final era todo un sueño
  • Un par de temas zafan
  • Juan Manuel de Bossas (para un disco de ídems)
  • En Internet no se consigue
  • Setenta canciones y ningún sabor

El mundillo musical reclama nuestras musas, señoras y señores. No podemos hacer oídos sordos.

Actualización: Luego del breve descanso Pascual, y tal cual lo prometido, paso a listar (en dudoso orden alfabético) los aportes realizados por una sarta de delirantes enajenados nuestros fantásticos comentaristas. Realmente, no alcanzo a comprender cómo este tugurio piojoso puede atraer a semejante calidad de visitantes. No somos dignos.

  • Algo habremos hecho (por Nerón)
  • Anunciado en TV (por 26)
  • Armonía entintanda (por 26)
  • A solas con Coco Lobos (por Amperio)
  • Balaceras, baladas y otros desastres (por Leonardo)
  • Bananadana en Obras (recital conjunto de Bandana y César "Banana" Pueyrredón, por Cordín)
  • Big Bang Band Boom Blasters (por Baterflai)
  • Bossa/DC (por Paulo)
  • Bossamones (por Paulo)
  • Bossa'n'Sabbath (por Paulo)
  • Bossa'n'Yupanqui (por Paulo)
  • Branca Bossa'n'Snake (por Paulo)
  • Como panceta p'al guiso (por Zé Pequenho)
  • Con mi lengua en tus lágrimas (por Lucre)
  • Cromosoma 27 (por Sol)
  • De bondiola, por favor (por Amperio)
  • Debut y despedida (por Federico)
  • Die Bossa'n'Hossen (por Paulo)
  • DVnos (por Maun)
  • El último choripán (por Amperio)
  • Empezando a ver el fin (por Red River)
  • Empitrizame y te sacudo (por 26)
  • En directo suena mejor (por 26)
  • Exit-hitos (por Leonardo)
  • Gang bang blues (por Nerón)
  • Hit, hit… ¡hurra! (por Leonardo)
  • ¿Homo Sapiens? (por Maun)
  • Increíble lo que se puede hacer con tres acordes (por Leonardo)
  • Jugo de sardinas (por Amperio)
  • La chiva de Bracamonte (por Amperio)
  • Ladies and gentlemén, agarrensén (por Leonardo)
  • Ladran Sancho (por Maun)
  • La ensalada de mi vieja es más rica (por Nerón)
  • La reina del condado (por Sol)
  • Lo mejor que hizo la vieja es el pibe que maneja (por Zé Pequenho)
  • ¡Luche y vuelven! (por Cordín)
  • Mamá: lo logré, es mi disco (por 26)
  • Maqueta para buscar bolos (por Moonsa)
  • Más mejor que los Beatles (por Leonardo)
  • Me cansé de tocármela (por Santi Benítez)
  • Mousse y cal (por Leonardo)
  • No corran que es peor (por Zé Pequenho)
  • (Nombre de la banda) recital despedida (por Nerón)
  • No me toques ni me grites (por Baterflai)
  • Notame esta nota notable (por Leonardo)
  • Oídos sordos (por Maun)
  • Operá, prima (por Leonardo)
  • Papá no corras (por Amperio)
  • Preguntale a tu mamá (por Baterflai)
  • Queríamos tanto a Godínez (por Cordín)
  • ¿Quiénes somos? (por Sol)
  • ¡Recorchéalis! (por Baterflai)
  • Señorita, ¿qué le pasa? (por Sol)
  • ¡Serashijode! (por Eduardo1)
  • Si nadie se aviva, pasa (por Leonardo)
  • Sinfonía melosa para amantes ocasionales (por Zé Pequenho)
  • Sobre hierbas y humos: En vivo en Amsterdam (por Zé Pequenho)
  • Soltaron los gatos (por Sol)
  • Te quiero vida mía, te quiero noche y día, te quiero con pasión, porque te quiero, te quiero te quiero, te quiero te quiero, y hasta el fin… te querré (por Eduardo1)
  • The Very Best y lo único de momento de… (por 26)
  • Todos somos uno, ¿no cierto? (por Nerón)
  • Todus bonus trackus (por Leonardo)
  • Turgente vacuidad (por Amperio)
  • Un abrazo peronista (por Amperio)
  • Una noche en Conchilaló (por Zé Pequenho)
  • Ver, oir y callar (por Maun)
  • Villancicos y nanas (por 26)
  • ¿Yo, señor? No, señor (por Nerón)
  • Y uan, y chú, y uan, chú, trí, cuatro (por Leonardo)

Y a seguir participando, que el mundo está repleto de discos tristes esperando que un desconocido inspirado los saque de su anonimato.

Tiernas fauces

Las tiernas fauces de Mateo

Las tiernas fauces de Mateo

Habíamos tenido algunas pistas y advertencias durante las últimas semanas pero, tras una cordial reunión con las autoridades del jardín maternal al que acude don Mateo Entintado, esta mañana nos llegó la confirmación oficial: desde hoy pasamos a ser conocidos como "los padres del nene que muerde". No está mal el título, eh. Hasta estamos pensando en usarlo para nuestras tarjetas personales.

Quizás lo único positivo del asunto es que, mientras se discutían las estrategias para corregir esta situación tan odontológicamente violenta y peligrosa para sus desolados compañeros de curso, nos vinimos a enterar de que el pequeñuelo (en un admirable despliegue esquizofrénico) resulta ser también un verdadero Don Juan de las salitas y los areneros, capaz de seducir en forma simultánea a varias de sus amiguitas y convencerlas de mantener adorables sesiones de cariño en los rincones.

Así que no se dejen engañar: esas fauces que desgarran sin piedad son también capaces del beso más tierno.

Canción del momento XIV

A lo largo de los últimos meses, los rumores acerca de la suerte corrida por el célebre dúo sureño conocido como Capo II arreciaron el mundillo musical, alimentados por un ominoso silencio oficial de parte de los propios artistas. Se decía en los pasillos que Diego Martín Octavio De Los Santos Ulloa Bordenabe III (aristocrático vocalista encargado también de guitarras rítmicas, teclados, percusiones, armónicas y etcéteras) había decidido retornar a su castillo natal en la zona boscosa de la Baviera Hispánica y que estaba definitivamente abocado a la cría de langostas de riña. Algunos afirmaban en voz baja que la otra mitad del combo, Tomatito Henry Entintado Junior (hermano de sangre de quien suscribe, amén de guitarrista, bajista, baterista y vaya uno a saber qué otra ocupación misteriosa), estaba siendo buscado incansablemente por Interpol debido a su participación en el tráfico ilegal de pastillas de mentol extra-fuerte al Uruguay.

Sin embargo, una destemplada tarde de Marzo, sin ningún tipo de aviso previo ni fanfarria mediática, los muchachos de Capo II retornaron a la escena musical, para beneplácito de sus numerosos seguidores y aún más numerosos acreedores. Y lo hicieron trayendo bajo el brazo tres nuevas grabaciones, que (como es costumbre en ellos) abrevan en la rica tradición folk/rock de varias décadas atrás, imprimiéndoles sin embargo un toque personal absolutamente inconfundible.

En primer lugar tenemos la celebérrima atmósfera hippie de Teach your children, interpretada originalmente por el cuarteto de Crosby, Stills, Nash & Young en el mítico disco Déjà Vu (1970) y compuesta por uno de sus miembros, Graham Nash.

No menos famosa es la segunda canción que hoy nos presentan: Guitar man, quizás el mayor éxito de la carrera de Bread y lanzada en el año 1972 como parte del disco del mismo nombre.

El último de los tres temas que hoy ofrecemos (y el favorito personal de un servidor) es Lucky man, parte del disco debut homónimo (1970) de Emerson, Lake & Palmer.

A pesar de que se especulaba con que los integrantes de Capo II brindaran una multitudinaria conferencia de prensa con motivo de su reaparición, esto jamás ocurrió. Únicamente se ocuparon de hacer llegar a los medios especializados una escueta gacetilla que contiene una somera descripción de sus flamantes grabaciones y su habitual indicación de que "como siempre, estamos absolutamente disponibles para presentarnos en inauguraciones de estaciones de servicio, despedidas de solteros y bar mitzvahs".

Como se aprecia en la elección de sus canciones (claramente orientadas a sonar en todas las radios especializadas en hits del momento) y en las sutiles sugerencias que cuelan en su material de prensa, estos astutos artistas no perdieron durante su misterioso exilio el olfato comercial que siempre los caracterizó. ¡Brindemos por ello!

(Quienes quieran endulzar sus oídos con otras interpretaciones de estos talentosos sujetos, pueden pasar por este antiguo post).

¡Ríete, libro!

A riesgo de parecer el agente literario online de La Mágica Web (trabajo que, por cierto, pagaríamos buen dinero por desempeñar), me complazco en hacerles saber que el prolífico Eduardo Abel Gimenez ha lanzado un nuevo compilado de textos en formato .PDF, provenientes casi en su totalidad de su weblog y haciendo gala de una veta humorística muy personal y altamente recomendable.

Es hora de combatir el blues otoñal con el arma perfecta. Es hora de El libro que ríe.

Roles múltiples

A pesar de su fama legendaria, el Circo de los Hermanos Farfalla no es un éxito comercial ni mucho menos. La única manera de cubrir los costos es que los artistas cumplan también con alguna otra función mucho más administrativa y ordinaria: hay payasos camioneros, trapecistas encargados de limpiar las jaulas y un mago que todas las noches cocina la cena en una olla enorme, como si estuviera preparando una poción secreta.

Relámpago el Increíble Caballo Matemático, naturalmente, es quien lleva adelante la contabilidad de la empresa. El hecho de que no sepa contar más allá del número diez (marcando clop, clop, clop con el casco delantero derecho) no resulta un problema: la cantidad de público en una función jamás superó esa cifra.

(Anteriormente, en esta misma saga: Juntos y bien revueltos - Escape)

Con los ojos abiertos

Interrumpimos la magra programación habitual de estas páginas (o pantallas, mejor dicho) para informarles a los desprevenidos que don Eduardo Abel Gimenez, pope de La Mágica Web, acaba de poner a disposición del público una recopilación de textos de los inicios de su weblog (que más que weblog es un faro) en formato .PDF, llamada Todavía recuerdo la noche en que dormí bien.

Generalmente, cuando se conoce de antemano la calidad de algo (como en este caso), uno suele decir que lo recomienda con los ojos cerrados. Luego de haber pasado un largo rato perdido con todo placer entre esas páginas, puedo asegurar que se los recomiendo con los ojos bien, bien abiertos.

Proa hacia allá

Una mañana despejada de Junio de 1487, una enclenque carabela bautizada como "La Mozalbeta" zarpaba desde el Puerto de Castro Urdiales, a orillas del Mar Cantábrico, con sesenta y ocho almas a bordo. A su mando se encontraba un joven marino de nombre Fernando Luis Lozano, nacido en algún poblado del Reino de Murcia apenas tres décadas antes.

El objetivo de la expedición de Lozano, como tantos otros aventureros de la época, era el de encontrar una nueva ruta comercial a las Indias para la Corona española. Precediendo en varios años a Cristóbal Colón, quiso también Lozano aprovechar el concepto relativamente reciente de una Tierra esférica. Pero a diferencia del celebérrimo navegante genovés, no fue su idea la de enfilar hacia el Poniente, sino que zarpó con decidido rumbo Norte.

Escribía por aquel entonces Lozano en su diario personal: "Si acaso no es falaz esta redondez del Mundo que Dios parece haber decidido, y si acaso los lujos de Catay, Cipango y Cachemira nos esperan justo en el punto opuesto a la recámara en la cual estas palabras escribo, pues poco importa el cardinal que la brújula indique al momento de hacernos a la mar. ¡Sur, Oeste, Norte, da lo mismo! Todos los trazados circunvalantes se encontrarán en las antípodas, pues es tal la belleza de las esferas. Opto yo por el Norte, entonces, porque el caprichoso lucero así lo indica. Un rumbo firme y la protección de Nuestro Señor no pueden significar otra cosa que un arribo eventual a aquellas tierras rebosantes de seda, oro y azafrán."

Pero lo que Lozano tenía de farragoso y florido a la hora de redactar bitácoras se contraponía con una absoluta falta de las nociones más básicas de climatología, cartografía y navegación marina. Como era de esperarse, su embarcación terminó por zozobrar en las costas de lo que hoy es Noruega, debido a la fatal combinación de una tormenta de nieve y el motín de lo poco que quedaba de su tripulación. Aún más notable es el hecho de que "La Mozalbeta" tardó casi siete meses en completar tan corto trayecto, lo que demuestra a las claras la terrible impericia de Lozano detrás del timón.

Signada por la incompetencia, la obstinación y, por qué no, la estupidez, la de Lozano es una historia tan irrelevante que no merece siquiera ser contada. Pero de injusticias está llena el mundo, y la existencia de la serie de relatos que hoy iniciamos es tan sólo una de ellas.

Descartando el oropel

Agobiado por la morisqueta ensayada, el bombardeo mediático, la estructura monstruosa, la proclama bienintencionada y la sonrisa para la foto, uno llega a olvidarse de que una canción como Until the end of the world pueda ser tan retorcidamente enferma, tan cínica, tan oscura y tan, pero tan buena.

U2 en River Plate, 2 de Marzo de 2006

U2 en River Plate, 2 de Marzo de 2006

Pero después uno va y, por suerte, se acuerda.

El edén al este

El Clan Entintado, en una especie de despedida simbólica del verano, decidió pasar un fin de semana largo (inventado) en la hermosa República Oriental que nos mira desde el otro lado del río.

Borracho de hospitalidad charrúa, hago mío el sentimiento expresado por un lector de la Mágica Web en este post. A riesgo cierto de pecar de ignorante generalizador y porteñocéntrico empedernido, la sensación que me asalta cada vez que piso Uruguay es la de estar en una versión alternativa de la Argentina, en la cual todas las esquinas del pasado fueron dobladas de manera algo mejor.

¿Pero acaso puede alguien resistirse a un lugar en el que es imposible decidir si es más hermoso de mañana o de noche?

Punta del Este de día

Punta del Este de día

Punta del Este de noche

Punta del Este de noche

Fue tal la influencia positiva de estas tierras en nuestro espíritu que Don Mateo no cejó un segundo en sus actividades de seducción playera, sin importar que las doncellas a ser cautivadas fueran bastante mayores o simularan no estar interesadas. Al parecer, en las costas uruguayas bastan una cabellera alborotada por el viento y una sonrisa para derribar cualquier barrera. A las pruebas me remito:

Mateo, el seductor playero

Mateo, el seductor playero

Será que soy víctima del Síndrome del Turista, en el que sólo se aprecian las maravillas del lugar visitado y uno es incapaz de notar inconveniente alguno. No lo niego. Pero por lo pronto, yo pienso lucir championes en vez de zapatillas, comer pila de bizcochos en lugar de un montón de facturas, y tomar más refrescos y menos gaseosas. ¿Ta?

Cosechando uno por uno

Hongos psicotrópicos bloguísticos

Hongos psicotrópicos bloguísticos

La imagen, tomada de un antiguo catálogo de botánica recreativa, muestra algunos ejemplares de Fungus Chantapufae (comúnmente conocido como "Blogorongo"), un hongo psicotrópico de propiedades alucinógenas que suele ser utilizado por los bloggers inescrupulosos para confundir a sus lectores y hacerles creer que tienen algo digno de ser publicado.

(Se rumorea en las oficinas de Amor Entintado que el resto del año 2006 será inusualmente prolífico, pero yo que ustedes no les creería nada de nada)

¡Salud!

El pabellón noroeste del Hospicio Santa Elvira alberga casi exclusivamente a pacientes afectados con Síndrome de Retraso Temporal Específico. Se trata de gente cuya salud es prácticamente normal, excepto por un detalle: alguna de sus funciones corporales se encuentra notablemente ralentizada con respecto al resto. Allí podemos encontrar, por ejemplo, a un sepulturero de Leipzig a quien cada parpadeo le toma cerca de catorce minutos y a una infortunada taquígrafa sudafricana cuyos bostezos jamás se completan en menos de ocho horas.

El caso más impresionante es, sin duda, el de Juan Javier Magariños de la Cuesta, un carpintero oriundo de Vigo que sintió una molesta picazón en la nariz allá por Marzo de 1965, cuando era apenas un adolescente, y todavía hoy se encuentra en pleno proceso de completar ese estornudo que comenzó hace más de cuarenta años. Pasa el tiempo sentado en su cama, con los ojos bien cerrados, la cabeza echada hacia atrás y la boca abierta de par en par, repitiendo un "ah, ah" que se hace cada día más urgente. Los doctores que se ocupan de su caso coinciden en que el paso de Juan Javier a la etapa final de su delicada situación es inminente, y por lo tanto han ordenado la compra de varias toneladas de pañuelos de papel tissue y una importante dotación de paraguas para las enfermeras que tengan la mala fortuna de tener que atenderlo en años venideros.

Fabulando

Érase una vez un matrimonio de campesinos que vivía en una cómoda cabaña en las afueras de un bosque. Allí cultivaban frambuesas rojas como rubíes y melocotones tan suaves que, si uno cerraba los ojos al tocarlos, ni siquiera se enteraba de que lo estaba haciendo. Con estas frutas se dedicaban a confeccionar mermeladas y confituras que luego vendían por las mañanas en la feria de un pueblo cercano, y así pasaban plácidamente sus días.

La doncella de la casa se llamaba Isolina, y era hermosa como el instante en que vuelve a asomar el sol luego de un chaparrón de verano. Sus manos olían siempre a azúcar y podía derretir la nieve con una simple sonrisa. Tanta armonía había en sus facciones, tan grácil era su andar, que cualquier príncipe hubiera sido capaz de librar mil batallas por el amor de semejante muchacha. Sin embargo allí estaba ella, abrumadoramente sencilla, feliz entre sus árboles en flor y cuencos rebosantes de almíbar.

Su marido Leopoldo, muy por el contrario, era lo más cercano a un esperpento que jamás se hubiera visto en el reino y sus alrededores. No había parte de su cuerpo que no estuviera cubierta por algún tipo de verruga, mancha o escoriación supurante. Había perdido el ojo izquierdo en una reyerta de juventud y, quizás para compensar, un ataque crónico de reuma lo obligaba a renquear de la pierna derecha. Además, no era demasiado adepto a tomar baños, y hedía tanto que las mariposas que osaban acercársele a menos de diez yardas caían fulminadas en forma instantánea. Cuando bebía alcohol, lo cual ocurría con gran frecuencia, solía tornarse violento y propinarle largas zurras a Isolina sin razón alguna. Era tan terrible y bien ganada su fama de espanto que las madres de la comarca solían amenazar a sus pequeños con "llamar a Leopoldo el Dulcero" si se negaban a marcharse a la cama por las noches.

Un buen día, Leopoldo se sentó a la mesa del almuerzo con aire preocupado. Una sombra de mortificación cruzaba su espantoso semblante y su lengua verdosa jugueteaba nerviosamente alrededor de los pocos dientes que le quedaban.

—¡Leopoldo, luces tan preocupado! ¿Ocurre algo malo? —preguntó tiernamente Isolina, mientras terminaba de preparar un delicioso potaje de ganso, habas y romero.

—Tengo la terrible sospecha de que nuestro creador me odia, Isolina.

—¿Nuestro creador? Pero... ¿de qué estás hablando, marido mío? —respondió ella en esa voz aterciopelada capaz de hacer callar, avergonzados, a los pájaros más armoniosos de todo el bosque—. Por favor, dime que no has estado bebiendo aguardiente de calabaza con tus amigos otra vez.

—Me refiero al encargado de detallar nuestras vidas hasta este preciso momento, aquél quien se arrogó la infausta tarea de dictar nuestro destino. ¿Es que acaso no te das cuenta, mujer? ¡Ese bastardo no pudo haber imaginado nada peor que este engendro deleznable que veo cada mañana en el espejo! Mi horripilante apariencia exterior es sólo comparable con la inmundicia que desborda de mi negro y frío corazón.

Leopoldo sacudió su cabeza amargamente por unos segundos antes de continuar.

—Y lo que resulta aún peor de todo este asunto es tu increíble belleza. Eres tan perfecta que no me cabe duda alguna de que está absolutamente enamorado de tí.

—Ay, pero qué cosas dices, cariño. ¿Realmente crees que somos sólo el resultado de la febril imaginación de un pobre loco? Mejor olvídate de tus infundados recelos y prueba este guiso, que seguramente te calentará el estómago y mejorará tu humor.

Tomando su cuchara con aire distraído, Leopoldo tomó un bocado del humeante preparado que Isolina colocó frente a él, sin dejar de hablar y quejarse mientras masticaba.

—No son sólo desvaríos míos, te lo aseguro. Es bien sabido que cuando alguien en un relato es tan repugnante como yo, tarde o temprano terminará por ser eliminado, pues es lo que los lectores quieren. Ésa es justamente la definición clásica de un villano, ¿o no? Tendré que andar con mucho cuidado de ahora en más—. Levantando un dedo intimidante, agregó: —¡Y si me llego a enterar de que tú estás en complicidad con este cuentista de cuarta, te espera tal paliza que...!

Leopoldo nunca pudo terminar de proferir su amenaza, pues comenzó a sufrir violentas convulsiones y su único ojo sano se puso en blanco. Se tomó el cuello con una mano intentando en vano volver a respirar, mientras estiraba su otro brazo buscando inútilmente la ayuda de Isolina, quien observaba la escena con inmóvil placidez. Eventualmente, luego de una serie de accesos de tos sanguinolienta, Leopoldo se desplomó pesadamente sobre la mesa y exhaló su último suspiro con el rostro hundido en su fatal plato de comida.

Con toda la calma del mundo, Isolina salió de la cabaña, tomó una pala del depósito de herramientas aledaño a la huerta y se dispuso a cavar una sepultura para su malogrado esposo, junto al arbusto de frambuesas más fértil de la plantación. Tarareando una melodía imposiblemente dulce, trabajó sin prisa: tenía por delante un futuro de dicha eterna y la sensación de libertad resultaba embriagadora.

A su alrededor, el cielo de la tarde era más azul que nunca.

Moraleja: Si de fábula tú eres personaje y son muchas las penurias que te abruman, pues seguro que tu escriba te aborrece. Fuego, balas o veneno de un brebaje, (te lo digo yo, que soy el de la pluma): mil maneras hay, es fijo que pereces.

Morfeo superstar

Las revistas de deportes extremos mienten. Las actividades veraniegas más arriesgadas y excitantes no son ni el bungee jumping, ni el rafting, ni el parapenting, ni el kite surfing, ni ninguna de esas paparruchadas.

Para realmente hacer correr la adrenalina por las venas y disfrutar las playas como se debe, nada mejor que una buena sesión de siesting, tal como ejemplifica de manera perfecta el campeón mundial de esta disciplina, Mister Mateo "Extreme Dream" Entintado:

Siesting - Ejemplo uno

Siesting - Ejemplo uno

Siesting - Ejemplo dos

Siesting - Ejemplo dos

Siesting - Ejemplo tres

Siesting - Ejemplo tres

Escape

En el Circo de los Hermanos Farfalla suele darse una situación inversa a la habitual: dos o tres veces al año, el circo entero decide escapar de su destino trashumante y fugarse con algún niño del lugar. Y es entonces que los dueños (Aldo, Benedetto y Celestino) se ven obligados a recorrer en plena madrugada las calles del pueblo de turno, en pantuflas y camiseta y maldiciendo por lo bajo en genovés, hasta dar con el paradero del prófugo.

De todas maneras, no es ésa una tarea demasiado complicada. Imaginen las dificultades del pobre circo para intentar ocultar sus carpas, parantes, animales, pistas y graderías en el bolsillo trasero de los pantalones raídos de una criatura que no tuvo mayor responsabilidad que haber sido el más risueño durante la función de matiné.

(Anteriormente, en esta misma saga: Juntos y bien revueltos)

Almorzando en verano

Una enorme cantidad de asiduos visitantes a este sitio (y cuando digo "enorme cantidad" me refiero, básicamente, a mí mismo) se quejaron en el pasado de que las imágenes que aquí se publican son demasiado pequeñas como para disfrutar plenamente de su extraña belleza. Y como el presente weblog se enorgullece de escuchar siempre las sugerencias de sus abnegados lectores, decidimos poner manos a la obra para remediar tan grosero inconveniente.

Hoy, gracias a las habilidades técnicas de un amable muchacho alemán, hemos agregado la posibilidad de hacer click en las fotografías para poder disfrutar de una versión en mayor tamaño, sin por ello abandonar la página en que uno se encuentre.

Para inaugurar esta fantástica mejora, elegimos publicar una fotografía de una muy reciente novedad culinaria que, según expertos gastronómicos, tiene posibilidades de popularizarse en nuestro país en las próximas décadas: se la conoce con el enigmático mote de "asado". No duden en hacer click sobre la imagen para apreciar en detalle la preparación de este rústico pero delicioso manjar.

Asado playero

Asado playero

(Dado el carácter algo experimental de esta flamante implementación, rogaremos a la amable audiencia que —mediante un comentario en este mismísimo post— nos informe acerca de cualquier inconveniente que pueda llegar a presentarse).

Actualización: Como la técnica original hacía uso de tablas HTML para la presentación de la imagen y dicha aberración está penada por nuestra religión, optamos por el uso de esta otra alternativa, también alemana pero mucho más elegante y apegada a los cánones del buen diseño web.