Escape

En el Circo de los Hermanos Farfalla suele darse una situación inversa a la habitual: dos o tres veces al año, el circo entero decide escapar de su destino trashumante y fugarse con algún niño del lugar. Y es entonces que los dueños (Aldo, Benedetto y Celestino) se ven obligados a recorrer en plena madrugada las calles del pueblo de turno, en pantuflas y camiseta y maldiciendo por lo bajo en genovés, hasta dar con el paradero del prófugo.

De todas maneras, no es ésa una tarea demasiado complicada. Imaginen las dificultades del pobre circo para intentar ocultar sus carpas, parantes, animales, pistas y graderías en el bolsillo trasero de los pantalones raídos de una criatura que no tuvo mayor responsabilidad que haber sido el más risueño durante la función de matiné.

(Anteriormente, en esta misma saga: Juntos y bien revueltos)