Pasatiempo

El tiempo muerto entre misión y misión puede ser un día, un mes o un año. El agente secreto ocupa estos períodos de espera escribiendo novelas que describen al detalle sus correrías por el mundo: un secuestro y un golpe de estado por aquí, un sabotaje y un asesinato por allá. No se preocupa demasiado por distorsionar nombres, momentos o lugares, y sus superiores tampoco se lo reprochan. Nada mejor para esconder la realidad que transformarla en ficción.

Sentado cómodamente frente a su máquina de escribir, el agente secreto aguarda pacientemente a que suene el teléfono y una voz sin rostro comience a gestar su nuevo best-seller.